Ventanas
Las ventanas están para dignificar y gestionar los vanos: esos huecos que permeabilizan el muro, para que entre el viento que limpia el aire. Para que, abierta, llegue la luz y lo invada todo o, tornada, se dibuje suavemente la penumbra que invita a la calma y al reposo. Desde fuera, la ventana tienta con el misterio. Desde dentro, con el horizonte. Pero siempre tienta y fascina. Sobre todo cuando, por dentro o por fuera, se viste y reviste, se engalana y se exhibe, se acomoda a los tiempos, a la moda y los cánones de belleza vigentes . Cuando la ventana se hace mayor, se emancipa de los muros que la parieron y llega a tener vida propia. Vuela sola sobre soportes y ménsulas y se convierte en ese balcón, útil para liturgias y discursos, o simplemente para estar y hacer de la calle platea y escenario de la comedia de la vida. Me fascinan las ventanas y balcones y, cuando puedo, me los quedo.